Los
grandes momentos de la vida están llenos de preguntas.
Los grandes encuentros
de la vida están llenos de interrogantes.
Cuando llega el gran momento, uno
cree haber contestado todas las preguntas; cree estar listo.
Ya en ese momento,
uno cree tener las respuestas y reacciona.
Pero siempre surgen nuevos
interrogantes.
Qué, cómo, cuándo, dónde y por qué.
Eso es lo que siempre nos
preguntaremos.
¿Importa dónde estamos?
¿Hay que tener una razón para hacer todo lo que
hacemos?
Vivimos deteniéndonos con preguntas.
¿A dónde vamos?
¿Cuál es el
camino?
¿Qué sentido tiene todo?
Nos llenamos de preguntas.
¿Y si no llego?
¿Y
si no te encuentro?
¿Y si te pierdo?
¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?
Todas las preguntas tienen la misma
respuesta.
¿Qué es esto? Un viaje.
¿Cómo llegué aquí? Viajando.
¿Cuándo?
Durante el viaje.
¿Dónde estoy? En el viaje.
¿Por qué? Por el viaje.
De regreso
a casa, a la luna, al centro de la tierra o al interior de uno mismo. Todo es
un gran viaje,
en el que sabemos de dónde partimos,
pero no a dónde llegaremos.
Y eso... es lo más divertido del viaje.
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